El horror de lo viral
Salir del anonimato es tan seductor que muchos anhelan hacerse virales. El problema es que la fama no siempre es una extensión del paraíso, pues los usuarios de redes sociales se han convertido en modernos inquisidores, cuyos juicios muchas veces son tan lejanos de la realidad que sus mismos comentarios se vuelven virales.
Esto lo hemos visto en días pasados con tres temas que han acaparado la atención: Fofo Márquez, Marianne y una usuaria de Uber que amenazó al conductor con mandarlo a la cárcel solo porque no metía el acelerador para llevarla a su destino.
De estos tres episodios, cada uno con su grado de horror y de locura, el que está cobrando relevancia es el de la influencer Marianne, que apuñaló a la novia de su ex pareja sentimental, al parecer en un ataque de celos.
Marianne tiene 17 años, es madre de una pequeña de seis meses y según testimonios de José, su ex novio, siempre ha tenido conductas violentas, que lo llevaron a terminar la relación.
La joven influencer se encuentra detenida tras el ataque a Valentina, quien se debate entre la vida y la muerte debido a las lesiones que la dejarán con secuelas, según testimonios de su familia.
Este caso ha impactado a la sociedad y por supuesto, ha dividido las opiniones entre los usuarios de redes sociales, pues aunque la mayoría coincide en que Marianne merece un castigo ejemplar, muchos proponen que la pena sea menor debido a su minoría de edad (tendrá que ser así y por ahora no pisará la cárcel) y que sea juzgada con perspectiva de género, tomando en cuenta su maternidad adolescente.
Pese a la crueldad con que esta chica agredió a otra en un claro caso de celotipia, es innegable que lo mediático del ataque transgrede los límites del respeto a su condición de mujer, de adolescente y de madre, colocándola en forma involuntaria también en calidad de víctima, pues sus derechos humanos han sido violentados. Esto no gusta a muchos, pero es la realidad.
Por otro lado, la situación de Valentina, aún más delicada por estar en riesgo su vida, la coloca en una situación mucho mayor de vulnerabilidad, y esperamos que su agresión no quede impune. Así lo deseamos y así debe ser.
¿Qué hubiera pasado si este crimen hubiera ocurrido en una época donde no existían las redes sociales? La autoridad procedería como es lo indicado: castigaría a la agresora de acuerdo a la ley, pero ninguna de las dos jóvenes serían expuestas al morbo de los internautas, cuyos juicios, tan a la ligera, solo aumentan el horror.
En otro de los casos, el de Fofo Márquez, la justicia se aplicó y el joven de 27 años está en prisión. Muchos no estuvieron de acuerdo con la pena, pero al menos este malandrín tendrá tiempo suficiente en prisión para pensarlo antes de volver a tocar a una mujer.
Ambos casos, aunque han sido comparados en redes sociales, solo tienen en común la violencia escalofriante que obnubilan los sentidos de dos personajes famosos gracias al contenido que publican en sus plataformas digitales. Esto, sin duda, debe llamar la atención de especialistas en salud mental, que tendrán la tarea de analizar hasta dónde ser famoso o influencer distorsiona la percepción que se tiene de sí mismo, de su entorno y del valor de la vida de los demás.
No concluyo sin mencionar a la mujer que amenazó y humilló al conductor del Uber porque no manejaba a la velocidad que le exigía.
No era famosa hasta que tuvo la ocurrencia de exhibir esa arrogancia y soberbia que la viralizó. Seguro que antes de abordar un vehículo lo pensará dos veces. Vaya fama que se ganó.
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