El pragmatismo de Trump

El pragmatismo de Trump

El pragmatismo de Trump: desafíos y oportunidades para México en un nuevo contexto internacional

 

"El regreso de Trump a la Casa Blanca abre un nuevo capítulo lleno de retos y oportunidades para México: ¿sabrá Claudia Sheinbaum y su equipo aprovecharlo?"

 

 

 

La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2024 ha generado incertidumbre en México. A pesar de su retórica hostil, marcada por amenazas de aranceles y una postura rígida sobre la migración, la experiencia demuestra que Trump maneja las relaciones internacionales desde un enfoque pragmático. Esto abre ventanas de oportunidad para México, especialmente en comercio e inversiones. Esta columna analiza el potencial y los retos para el gobierno de Claudia Sheinbaum ante este escenario.

 

Un pasado de tensión pragmática

 

Desde su primer mandato en 2017, Trump osciló entre la confrontación y el pragmatismo en su relación con México. Pese a amenazas como la construcción de un muro y políticas comerciales proteccionistas, la economía mexicana logró fortalecer su integración con Estados Unidos bajo el marco del T-MEC. Aunque la retórica de Trump se mantuvo agresiva, la flexibilidad en su ejecución permitió que México aprovechara aspectos clave de su política económica, como el reordenamiento de las cadenas de suministro globales.

 

El regreso de Trump, respaldado por una mayoría republicana en el Congreso, refuerza su capacidad de implementar una agenda económica transaccional. Para Sheinbaum, manejar esta relación con pragmatismo será crucial, tal como lo hizo Andrés Manuel López Obrador, quien encontró en la cooperación económica un puente para mitigar tensiones políticas.

 

Oportunidades bajo el T-MEC y la guerra comercial con China

 

El proteccionismo de Trump, que ha favorecido la industria nacional estadounidense, también ha generado oportunidades para México. La guerra comercial entre Estados Unidos y China creó un espacio para que México se consolidara como un socio estratégico, aumentando exportaciones e integrando sus cadenas de suministro con las estadounidenses.

 

El T-MEC, vigente desde 2020, blindó aspectos fundamentales de la relación comercial entre ambos países. Si bien Trump amenazó con revisarlo, la realidad es que el acuerdo fue menos perjudicial de lo anticipado. Con la revisión del tratado prevista para 2026, el gobierno de Sheinbaum tiene la oportunidad de negociar en áreas clave, como la automotriz, la tecnología y la manufactura avanzada. Estas industrias no solo son fundamentales para la economía mexicana, sino que también representan intereses estratégicos para las empresas estadounidenses, lo que puede ser una ventaja en futuras negociaciones.

 

El sector automotriz y la integración industrial

 

Un posible punto de conflicto será el sector automotriz, donde Trump ha insistido en imponer aranceles a vehículos producidos en México. Sin embargo, la profunda integración de las cadenas de suministro entre ambos países limita la viabilidad de estas amenazas. Las empresas estadounidenses dependen de componentes producidos en México para mantener su competitividad global.

 

Sheinbaum podría movilizar a estas empresas como aliadas para defender los términos actuales del T-MEC. Argumentos como el impacto económico negativo de los aranceles en ambas naciones podrían presionar a la administración de Trump para evitar cambios drásticos. Además, el crecimiento del nearshoring, impulsado por la pandemia y las tensiones con China, posiciona a México como un destino ideal para la inversión en manufactura avanzada.

 

Migración: del conflicto al instrumento de negociación

 

La migración será otro eje central en la relación bilateral. Aunque Trump promueve políticas restrictivas, su pragmatismo podría permitir acuerdos con México para gestionar los flujos migratorios a cambio de beneficios económicos. Este enfoque ya se vio durante su primer mandato, cuando México asumió un papel activo en la contención migratoria a cambio de evitar aranceles.

 

La economía estadounidense depende de la mano de obra migrante en sectores como la agricultura, la construcción y los servicios, lo que da a México una herramienta de negociación. Sheinbaum podría capitalizar esta dependencia para proteger los intereses nacionales, evitando medidas extremas en migración que afecten la estabilidad económica y social.

 

China: un delicado equilibrio geopolítico

 

La relación de México con China será otro desafío importante. Durante su primer mandato, Trump presionó a diversos países para limitar sus vínculos con el gigante asiático. Aunque México ha mantenido relaciones comerciales con China, la creciente presencia de empresas chinas en sectores estratégicos como la manufactura y la energía podría generar tensiones con Estados Unidos.

 

Sheinbaum deberá equilibrar estas dinámicas, maximizando los beneficios de la inversión china sin comprometer la relación con Trump. La estrategia podría incluir un diálogo activo con ambos países para garantizar que México se mantenga como un socio confiable para Estados Unidos mientras aprovecha las oportunidades de diversificación económica que ofrece China.

 

Seguridad y lucha contra el narcotráfico

 

La seguridad será otro tema clave, especialmente en la lucha contra el tráfico de fentanilo y otras drogas sintéticas. Trump ha mostrado interés en medidas extremas, como el envío de tropas estadounidenses a México, para combatir el narcotráfico.

 

Para evitar una intervención directa, Sheinbaum deberá fortalecer la cooperación en seguridad con Estados Unidos y demostrar avances concretos en la lucha contra el crimen organizado. Además de proteger la soberanía nacional, una estrategia eficaz en este ámbito podría mejorar la percepción de México como un socio confiable, lo que beneficiaría las relaciones económicas y políticas.

 

Conclusión: enfrentar los retos con pragmatismo estratégico

 

El retorno de Trump a la Casa Blanca plantea un panorama complejo para México, marcado por riesgos y oportunidades. Si bien las amenazas arancelarias y la retórica migratoria generan incertidumbre, la experiencia pasada demuestra que el pragmatismo de Trump permite áreas de colaboración mutuamente beneficiosas.

 

Para Sheinbaum, el desafío será navegar estas aguas con astucia, aprovechando las necesidades de integración económica de Estados Unidos, la relevancia estratégica de México en la región y las presiones internas en el país vecino. La clave estará en posicionar a México como un socio indispensable, no solo en términos comerciales, sino también en seguridad y migración.

 

El futuro de la relación México-Estados Unidos dependerá de la capacidad de ambos gobiernos para encontrar puntos de convergencia. En este contexto, el liderazgo de Sheinbaum será decisivo para garantizar que México aproveche las oportunidades y minimice los riesgos, fortaleciendo su posición en la economía global.

 

 

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