Todos los partidos inmersos en problemas

Todos los partidos inmersos en problemas

Después de la contienda electoral del pasado 2 de junio, al interior de los partidos, van todos contra todos, los grupos o tribus se disputan el control de lo que queda. Quizá el caso más patético sea el PRI, donde Alejandro Moreno, mejor conocido con el mote de Alito, está llevando al partido a su final. Acción Nacional, también, como buen botín político es disputado por varios grupos, donde destaca Ricardo Anaya, futuro senador por la vía plurinominal, quien pronto regresará al abierto pleno control del PAN, pero, no le será fácil, también hay otros que buscan rescatar al partido del inoperante y mediocre Marko Cortés, títere de Ricardo Anaya.  

EL PELIGRO LATENTE DE LA SOBREREPRENTACIÓN

Ante la llegada del nuevo congreso federal y Senado de la República, donde en ambas cámaras antes, hay que resolver el delicado tema de la sobre representación que pretende Morena, quien no le importa respetar la ley.  

Este fin de sexenio lo que nos hereda el inquilino de palacio nacional, es grave, y también hay que agregar lad señales de un Maximato, ¿funcionará el famoso dicho en política...? muerto el rey, viva el rey... creo que no, pues este rey, para nada se le ve morir en su mandato.

¿AMLO, ENFERMO DE PODER? 

El sexenio de Andrés Manuel López Obrador, conforme llega el ciclo de su final, el inquilino de Palacio Nacional, da señales que no dejará el poder, no deja maniobrar a Claudia Sheinbaum con plena libertad.  

A través de la historia hemos visto muchos mandatarios quienes se aferran al poder, a pesar que en su momento cuestionaron tal ambición. ¿El poder enferma? Ante tan repetitiva situación, buscamos el apoyo en línea para poder entender esta cuestión mental, y encontramos un interesante artículo de CONSULTA VELÁQUEZ, donde señala que al tema se le conoce como el Síndrome de Hubris, y lo explica de la manera siguiente:  

¿En qué consiste el Síndrome de Hubris? El Síndrome de Hubris es un trastorno que se caracteriza por generar un ego desmedido y desprecio por las opiniones y necesidades de los demás. La palabra hubris, de origen griego, significa orgullo o arrogancia. Los griegos utilizaban este término para hablar de la arrogancia humana frente a los dioses, que les hacía creer que podían conseguirlo todo.

Más allá de la mitología, el Síndrome de Hubris está también muy presente en el mundo real. Infinidad de reyes (Enrique VIII), emperadores (Julio César), dictadores (Hitler, Stalin), políticos (George Bush, Tony Blair), militares, grandes empresarios y directivos lo han padecido y lo padecen.

En 2008, el neurólogo David Owen acuñó este término en su libro: ‘En el poder y en la enfermedad’, en el que analiza el comportamiento de políticos como Roosevelt, Ariel Sharon, el sha de Irán, Bush, Blair, etc. Aunque existe comorbilidad con el narcisismo y con el trastorno bipolar, Owen lo describe como un trastorno reversible en personas sanas.  

Síntomas psicopatológicos relacionados con el poder -Confianza exagerada en sí mismo, imprudencia e impulsividad. -Sentimiento de superioridad. -Desmedida preocupación por la imagen, lujos y excentricidades. -El rival debe ser vencido a cualquier precio. -La pérdida del mando o de la popularidad termina en la desolación, la rabia y el rencor. -Desprecio por los consejos de quienes les rodean. -Alejamiento progresivo de la realidad.

FE DE ERRATAS

En la colaboración del lunes 8 de julio, le habíamos otorgado una diputación federal al fallido alcalde de Pedro Escobedo, y por medio de estas líneas corregimos, al fallido edil ninguna diputación federal. Pero Amarildo Bárcenas, lo que, si quiere ser, es la presidencia estatal del PAN, ante este tipo de aspiraciones, nos preguntamos, ¿dónde demonios está el sentido común político? Después de perder su municipio ante el morenista Juan Alberto Nava Cruz, con qué capital político Amarildo se siente con la capacidad de ser merecedor de tan delicada encomienda para enderezar la carreta azul rumbo al 2027.  

Cabe mencionar que dicen las buenas lenguas que tiene buen padrino, quizá sea buen padrino, pero con este ahijado, ¡ni a la esquina!

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