Esto debes saber de las abejas
Desde tiempos inmemoriales, las abejas han sido aliadas vitales para la humanidad, no solo por su crucial papel en la polinización, sino también por la producción de valiosos alimentos como la miel, el polen, la jalea real, la cera y la apitoxina.
Estos productos, ricos en nutrientes naturales, han demostrado ser altamente beneficiosos para nuestra salud.
El fascinante proceso de la miel
Las abejas tienen dos estómagos, uno para comer y otro, conocido como buche, para almacenar néctar y convertirlo en miel.
Este proceso comienza cuando las abejas recolectoras absorben el néctar de las flores con su lengua y lo almacenan en su buche.
De regreso en la colmena, entregan el néctar a las abejas obreras que están cerca de la entrada y vuelven a salir en busca de más.
Dentro de la colmena, se lleva a cabo un arduo trabajo para transformar el néctar en miel. El néctar, que originalmente tiene un contenido de humedad del 60%, debe ser reducido a un 18% para convertirse en miel.
Este proceso, que puede durar varios días, depende en gran medida de la humedad y la temperatura ambiental.
La magia dentro de la colmena
Miles de abejas jóvenes, que aún no han salido a recolectar néctar, participan en la transformación del néctar dentro de la colmena.
En la noche, cuando todas las abejas están recogidas, algunas abejas jóvenes reducen la humedad del néctar hasta un 25%, mientras agregan sustancias aún no completamente estudiadas por los científicos.
El néctar se deposita en las celdas de los panales, donde continúa perdiendo humedad hasta alcanzar la maduración perfecta, alrededor del 18%. Esta pérdida de humedad hace que el néctar se espese y se convierta en miel.
Una vez que la miel ha alcanzado su madurez, las abejas sellan las celdas con una fina capa de cera, en un proceso conocido como el operculado de las celdas. Este sello indica que la miel está lista para ser recogida.
Ingeniosas estrategias de refrigeración
Durante todo el proceso de deshidratación del néctar, las abejas aprovechan la pérdida de humedad para refrigerar la colmena.
Crean corrientes de aire entre los panales con la ayuda de cientos de "abejas ventiladoras", que mueven velozmente sus alas para bajar la temperatura interior de la colmena en más de 15 grados. Esto ayuda a mantener constante la temperatura del nido de cría, que siempre ronda los 36 grados.
Así, las abejas demuestran ser verdaderas arquitectas de la naturaleza, no solo produciendo miel, sino también manteniendo un ambiente óptimo dentro de la colmena.
Su labor incansable y sus productos nutritivos nos recuerdan la importancia de proteger y conservar a estas pequeñas pero vitales criaturas.
Algunas recomendaciones breves para ayudar en la preservación de las abejas:
- Plantar flores nativas: Las flores autóctonas proporcionan néctar y polen esenciales para las abejas.
- Evitar pesticidas: Utilizar métodos de control de plagas orgánicos y evitar el uso de pesticidas que puedan dañar a las abejas.
- Proporcionar agua: Dejar recipientes con agua limpia para que las abejas puedan hidratarse.
- Apoyar la apicultura local: Comprar miel y otros productos de apicultores locales para apoyar prácticas sostenibles.
- Crear hábitats seguros: Dejar áreas sin segar en jardines y espacios verdes para que las abejas puedan anidar.
- Educar y sensibilizar: Informar a otros sobre la importancia de las abejas y las acciones que pueden tomar para protegerlas.
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