Tiene 10 años, dibuja al estilo Picasso y sus obras se venden por cientos de miles de dólares
El arte del pequeño Andrés Valencia generó gran repercusión en Nueva York, Miami, Hong Kong y Capri. En los últimos meses, ya expuso en Art Basel y celebridades de todo el mundo compraron sus obras.
El mundo del arte contemporáneo ha tenido una buena cuota de jóvenes talentos, pero cuesta recordar algún artista cuyos primeros pasos hayan recibido tanto reconocimiento como los de Andrés Valencia. En el último año, pasó de ser prácticamente ignoto a convertirse en un auténtico fenómeno del arte. Durante la feria Art Basel Miami del año pasado, el estilo de sus pinturas hizo que megamillonarios como Tommy Mottola y Jessica Goldman Srebnick hurgaran en sus abultadas billeteras.
En junio el artista tuvo su muestra individual en la galería Chase Contemporary del Soho neoyorquino, donde vendió las 35 obras exhibidas por entre 50.000 y 125.000 dólares cada una, según informó la galería. Una de sus pinturas alcanzó 159.000 dólares (con comisión incluida) en una subasta de Phillips de Pury en Hong Kong, y otra se subastó por 230.000 dólares durante una gala benéfica en la isla de Capri, Italia.
“Me alegra que mi arte haga feliz a la gente y que puedan colgar mis cuadros en sus hogares”, dice Valencia desde la galería Chase, parado frente a The Professor, una pintura de gran formato estilo cubista en acrílico y óleo, tan alta como el propio artista. “Esta la hice cuando era más chico, a los 8″, agrega con timidez. Cabe destacar que Andrés Valencia, que ha sido calificado de “niño prodigio” y “pequeño Picasso”, tiene apenas 10 años.
La galería está cerrada y a la charla se suman su madre, Elsa Valencia, de 48 años, que cuando no está acompañando a su hijo a las exposiciones se dedica al diseño de joyas, y el galerista Bernie Chase. Con su remera polo blanca, jeans azules y un flamante par de zapatillas Nike que lo hacen parecer un alumno de primer año de la secundaria, Andrés Valencia nos ofrece una visita guiada de su exhibición, detalla La Nación.
Como un estudiante precoz que no es consciente de su propia madurez, Valencia pasa revista a sus referentes y fuentes de inspiración: Jean-Michel Basquiat, George Condo, Pokémon, el Guernica de Picasso, y los muñecos de acción coleccionables Click N’ Play.
“Hace 20 años que estoy en el negocio del arte y he trabajado con artistas de la talla de Peter Beard y Kenny Scharf”, dice Chase mientras sobrevuela orgullosamente la muestra. “Y estoy seguro de que Andrés tiene el mismo potencial, o incluso más.”
Andrés podría estar solazándose en todos esos elogios, pero en casa lo esperan los deberes de matemática de quinto grado. “Mi hijo es un artista, pero primero es un niño”, dice su madre. “Es eso, un niño: no una celebridad.” Eso no quiere decir que ella y su esposo, Lupe Valencia, abogado y representante del boxeador cubano Frank Sánchez, no hayan influido mucho para que su hijo se convierta en un éxito de la noche a la mañana.
Su madre dice que las extraordinarias ganancias de su hijo les dan la oportunidad de enseñarle “a retribuirle” a la sociedad. De los ingresos por venta de obra, una parte que según los Valencia “ya superó los 300.000 dólares” fue donada a la Fundación amfAR de investigación contra el Sida, y a la organización benéfica infantil Box of Hope.
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