Los primeros y los mejores tacos de cabeza de Querétaro
Desde 1962 el señor Francisco Padilla llegó a esta ciudad y comenzó con el negocio de tacos de cabeza, sin saber que se convertiría en un lugar emblemático de la gastronomía queretana.
De origen jalisciense, aprendió en su tierra el oficio de taquero y decidió emprender el viaje a Querétaro en búsqueda de nuevas oportunidades para salir adelante.
El negocio, localizado en el mercado Hidalgo, del lado de la calle Ezequiel Montes, atiende a decenas de personas durante las noches y Francisco Padilla “forma parte del inventario del Centro Histórico”, como lo refirió un cliente asiduo a este local.
DE JALISCO A QUERÉTARO
Los tacos de cabeza son originarios del estado de Jalisco, un platillo que Francisco Padilla aprendió muy joven hasta cumplir los 30 años de edad y llegar a Querétaro.
Su madre sancochaba la carne de la cabeza de res que Francisco, junto a su hermano, quien tiene un puesto similar en la calle Independencia esquina Corregidora, repartían desde las 7 de la mañana por toda la ciudad.
Francisco Padilla fue el pionero de este estilo de tacos en Querétaro: “En esos años no había tacos de cabeza. Nadie vendía. Será porque Querétaro aún era muy pequeño ”, relató.
Inició su negocio en el andador Matamoros donde se mantuvo cerca de 10 años. Se mudó en la esquina de Ezequiel Montes y Andrés Balvanera, para luego llegar al mercado Hidalgo, en el que lleva 40 años.
La gente de Querétaro le ha tomado aprecio y cada noche acuden con familia y amigos, tomar asiento o de pie, y degustar estos tacos con casi 60 años de tradición.
“LOS MEJORES TACOS DE CABEZA DE QUERÉTARO”
Para el cronista queretano Andrés Garrido del Toral, these son “los mejores tacos de cabeza de Querétaro”, parte de los cotidianos de la ciudad que todo queretano reconoce al cruzar por el Centro Histórico.
Se preparan con tortillas de maíz que se rellenan de trompa, cachete, lengua, nervio, paladar, sesos y ojos de la cabeza de res.
La carne se cuece al vapor junto a las tortillas y se cubre con un plástico. Se acompañan con cilantro y cebolla picados finamente. La salsa verde martajada es la que más se utiliza, aunque la salsa roja también es popular.
“Hay que arrimar el mandado, cocer la carne, todo eso”, comentó Francisco Padilla. “Me siento bien venir a vender. Ya no estoy a gusto en la casa ”.
Francisco Padilla tiene dos hijos, ambos trabajan en el puesto de tacos, pero uno de ellos, Javier Padilla, se mantiene constante.
“Desde pequeño le ayudaba a mi papá. Cuando estábamos en Balvanera yo llevaba los tacos, atendía el local y así empecé ”.
Querétaro es un lugar al que han llegado miles de personas y que han contribuido a que esta ciudad sea lo que es ahora, repleta de historias y oficios.
Francisco Padilla quizá nunca imaginó el legado de su trabajo. Ahora es parte de la memoria de la urbe y de generaciones de queretanos que todas las noches acuden a cenar luego de un día de trabajo.
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