Rendirán homenaje a Luis Barragán, un grande de la arquitectura del siglo XX
Fue el primer arquitecto mexicano en ganar el Premio Pritzker en 1980- En el 120 aniversario de su natalicio, se le recordará en un evento el miércoles 9 de marzo a las 12:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce
El uso del color, el espacio abierto y la luz como un elemento integral de su obra son algunas de las características en la arquitectura de Luis Barragán, cuya trayectoria será recordada el miércoles 9 de marzo a las 12:00 horas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, con el fin de mantener viva su memoria.
En el marco de la campaña #VolverAVerte, la Secretaría de Cultura federal y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), en colaboración con la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán y sus Contemporáneos, AC, organizan una mesa redonda en la que participarán representantes de esta organización y el director de la Casa Estudio Luis Barragán, Guillermo Eguiarte.
Nacido el 9 de marzo de 1902 en Guadalajara, Jalisco, el arquitecto solía decir: “Mi casa es un refugio, una pieza emocional de arquitectura, no una pieza fría de conveniencia”.
Autor de las icónicas Torres de Satélite, junto con Mathias Goeritz y Chucho Reyes Ferreira, además de varias residencias en Jardines del Pedregal, San Ángel, diseñadas en medio de lava volcánica, así como de la Capilla del Convento de las Capuchinas, la Casa Gilardi, la Casa González Luna y la Casa Cristo, ambas en Guadalajara, y del Faro del Comercio en Monterrey, Nuevo León, entre muchas obras, permiten reconocer la belleza y notable producción arquitectónica que ha conmovido al mundo.
Estudió y se graduó como ingeniero civil y arquitecto en 1925. Durante los dos siguientes años viajó por Europa para estudiar y disfrutar de paseos y recorridos sin estar en academia o institución alguna. En ese tiempo, admiró la belleza de los jardines de las distintas ciudades que visitó y desde entonces conservó su interés por la arquitectura de paisaje. Durante uno de sus viajes asistió a la Exposición de Artes Decorativas, en París, donde le impresionó la fotografía de un jardín diseñado por Ferdinand Bac, quien había publicado el libro Jardins enchantés.
En 1936 se trasladó a la Ciudad de México donde construyó residencias y algunos edificios de departamentos en la colonia Cuauhtémoc. En la década de los cuarenta adquirió un amplio terreno en el que realizó jardines en los que pudo trabajar libremente, ya que no tenía compromiso con terceras personas, y así procuró desarrollar un ambiente acorde con su gusto personal, en el que destacan rasgos tanto de la arquitectura popular como de los antiguos conventos de México, con una expresión de la arquitectura contemporánea.
Posteriormente adquirió propiedades en la avenida San Jerónimo, donde junto con colegas desarrolló proyectos de planificación y urbanismo y estableció normas de construcción con el fin de crear un ambiente armónico en términos arquitectónicos e integrar la belleza del paisaje.
Su casa, conocida actualmente como Casa Estudio Luis Barragán, construida en 1948, se levanta en los números 12 y 14 de la calle General Francisco Ramírez, en el antiguo barrio de Tacubaya, inmueble declarado Monumento Artístico en 1988 y posteriormente incluido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en su lista de Patrimonio Mundial, en 2004. Por 10 años fue la única casa del siglo XX inscrita en todo el Continente Americano, hasta que en 2016 ingresó la casa del Dr. Curutchet, en La Plata, Argentina, obra del arquitecto suizo Le Corbusier.
En 1952 regresó a Europa y visitó el Norte de África, de donde tomó elementos siempre presentes en sus proyectos, como el agua, la luz y los jardines. Entre 1952 y 1955, además de seguir con sus viajes, construyó algunas residencias y atendió sus negocios personales. Comenzó también la reconstrucción del Convento de las Capuchinas en Tlalpan, donde edificó una capilla nueva. En 1957 fue convocado para trabajar en el proyecto piloto de Ciudad Satélite, en el Estado de México, para constituir el símbolo de la urbanización, para el cual Barragán, ya con la idea definida de crear un grupo de elementos verticales de gran proyección publicitaria, invitó al escultor Mathias Goeritz a colaborar en lo que hoy se conoce como las Torres de Satélite.
Fue el primer arquitecto mexicano en ganar el Premio Pritzker en 1980, máximo galardón que se otorga a una o un arquitecto por sus consistentes y significativas contribuciones a la sociedad a través de su trabajo.
“Hay que recrear y renovar la nostalgia, volviéndola contemporánea, porque una vez que la arquitectura ha cumplido con las necesidades utilitarias y de funcionamiento, tiene todavía delante de sí otros logros que alcanzar: la belleza y el atractivo de sus soluciones, si quiere seguirse contando entre las bellas artes”, expresó Luis Barragán en 1981. Cuatro años después recibió el Premio Jalisco y el Museo Tamayo del Inbal le organizó una retrospectiva. En 1987 recibió el Premio Nacional de Arquitectura.
El acceso a la mesa redonda en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes será gratuito. Se llevará a cabo con estricto apego a las medidas de protección sanitaria, las cuales consisten en la instalación de un filtro con aplicación de gel antibacterial, revisión de la temperatura que no rebase los 37.5ºC, uso correcto y obligatorio de cubreboca y respeto a la sana distancia, además de aforo limitado.
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