“Días de ruido … ¡y radio!”
Por: Alejandro Ruiz Robles
¡El sonido de cada día!
De pequeño escuchaba un anuncio de baterías que decía “… la princesa está triste porque su radio ya no suena …” y realmente, era cierto, ¿quién de nosotros no creció escuchando la radio?
Desde nuestros abuelos, pasando por nuestros padres, nosotros mismos, hijos y nietos – por más tecnológicos y modernos que sean -, las voces y la música en los aparatos y dispositivos siempre nos han acompañado y han sido protagonistas de nuestro ánimo.
Ya sea por música, noticias, información, concursos o simplemente, la voz que acompaña nuestras acciones de cada día, siempre resulta ser la compañía perfecta; es curioso, pero a pesar del surgimiento de nuevos aparatos o bien, aplicaciones que nos dan mayores opciones de entretenimiento, lo cierto es que hoy por hoy, el radio nunca podrá ser desplazado.
Piensa por sólo un momento … ¿quién ha estado para ti en la mayor parte de tu vida sonorizando tus momentos importantes?
Realmente … ¿han matado a la estrella de radio?
Así como en el cine sonoro acabó con el cine mudo, ya otras opciones han pretendido acabar con la radio; sin embargo, esto no ha resultado del todo real. Razones puede haber muchas, pero lo cierto es que no hay motivo para buscarlas cuando su presencia es parte de nosotros.
De más está pretender ignorar su sonido cuando es parte de nosotros, en la mañana con sus informes, durante el trayecto y en diversos momentos con su música y en la noche con su crónica del día.
Desde luego, la importancia que le demos a lo que escuchamos dependerá de nuestro ánimo, actitud, comodidad, atención, en fin, de múltiples circunstancias; no obstante, lo que sí es un hecho, es que nos proporciona elementos para tener una vida más placentera.
No puedo imaginar una vida sin la radio y agradezco tener la oportunidad de haber crecido con su aportación; es un lindo detalle que nos ha dado la tecnología en sus diversas presentaciones.
¿alguna vez has prescindido de esa grata compañía?
El sonido de mi día.
Seguro que no soy el más enterado ni el mayor amante de la música, pero lo que si es un hecho es que soy una persona agradecida con las cosas que nutren mis días y tener la posibilidad de buscar lo que me gusta en su barra programática y disfrutar de ella, se convierte en un privilegio.
Basta recordar la manera en que nos llena de alegría o bien, de melancolía, cuando nos recuerda a un ser especial; conforme oímos sus notas nos evoca a un recuerdo que emocionalmente le da un matiz extraordinario. De hecho, no es una ocasión única las veces que hemos visto llorar cuando se revive un detalle de importancia.
Ni hablar de la música que nos transforma con sus estrofas o notas, es tal la algarabía que nos produce que no sólo nos pone a tararear, sino que inconscientemente, nos produce una y más sonrisas
Si alguien quiere ver los estragos de las noticias o los comentarios que suenan en las distintas frecuencias de la radio, basta con subirse en las mañanas al transporte público y mirar los efectos en las caras de las personas que ahí se encuentran; van desde alegría hasta la indignación. Seguro que no hay nada más democrático que sus expresiones y el responsable de ello es el gusto que manifieste el conductor.
Seamos sinceros … ¿cuántas veces has generado empatía con la selección del conductor durante tus viajes?
… ¡y la música sonó y sonó!
Ni hablar de cuando vamos en el transporte y escuchamos de todo tipo de música, desde instrumental a reggaetón, pasando por mariachi, banda, clásica, chachachá, rumba, cumbia, en fin.
Mirar las personas que con enjundia entonan “… pero me hiciste tuyo …” o “… que bello son tus celos de hombre …” y las expresiones que exhiben, son momentos que realmente … ¡no tienen precio!
Me encanta mirar la transformación de las personas cuando encuentran un ritmo a modo y lo hacen suyo, no sólo cantando, sino gesticulando o de plano, agitando sus pies y con incipientes y discretos pasos de baile.
Sin duda, ese es un gran momento de relajamiento en horas de ajetreo y presión. Encontrar momentos que nos cambian la rutina por alegría sonora y mejor aún, evocaciones de instantes arraigados en nuestro ser. ¡que agradables sensaciones!
Con toda honestidad responde … ¿nunca te has dejado llevar por el ritmo de la música dentro de un transporte público?
Una grata compañía.
Ya sea por reflexión o mera distracción, que importante es tener acceso a un radio, en cualesquiera de sus presentaciones, y buscar un sonido que satisfaga nuestras expectativas para ese momento.
Hay capítulos de mi vida que no tendrían el mismo significado si no fuera porque hay un aparato que funciona y no da pie al silencio; es cierto, en ocasiones es grato no escuchar nada y tener un espacio para nuestros pensamientos, pero esto excepción y no la regla, salvo que estemos en un monasterio o hayamos hecho votos de silencio.
Es normal que al son que nos ponga la radio actuemos, bastando para ello que nos pongamos en su misma sintonía. Por más pesado que sea lo que escuchamos, siempre tendremos la opción de ser críticos y disentir y, por el contrario, si es algo ligero, será una constante invitación a una sonrisa seguida muy probablemente de una risa; en fin, todo sea acorde con las sorpresas acústicas que se presenten.
En ese sentido y al encender la radio … ¿al son que te tocan bailas?
La tecnología al servicio del hombre.
Sin entrar en polémicas, ya sea invención de nikola tesla (1856 – 1943) o guglielmo marconi (1874 – 1937), hay tantas cosas por las cuales agradecer la creación del radio que, sin lugar a duda, siempre hay que considerarlo una herramienta básica para el hombre.
Tan sólo pensemos que lo que ahora es comunicación en tiempo real, en su momento, solo era sonora y limitada a ciertos lugares antes de llegar a las comunidades.
De considerar las escenas de incertidumbre que se dieron durante las guerras mundiales y la esperanza de los radioescuchas para conocer cualquier circunstancia hasta, incluso, saber de alguien fallecido, es algo inimaginable ahora, pero en su momento era lo único.
Si algún día aplaudimos la importancia de aquellos que han transformado el mundo y los inventos más útiles para el hombre, es necesario dedicarle un espacio a este medio de comunicación.
En algún momento … ¿tú le has dado el valor que merece esta invención?
La frecuencia de mi vida.
La ciencia ha avanzado, han surgido conceptos que hace décadas podrían haber sido sumamente cuestionados y palabras que los niños tienen más arraigadas que cualquier adulto.
Ya sean vocablos como multiversos, nanotecnología, cibernautas, etcétera, comprenderlos y dimensionar sus alcances es un reto; no obstante, volver a lo básico de nuestra vida y entender los efectos de un aparato “radio” en cada momento de nuestra vida es especial y eso, sin duda lo hace insustituible.
Hay mucho ruido en nuestro presente y con ello surgen millones de distractores que pueden entorpecer nuestras metas; con ello, nos damos cuenta de que no necesitamos llenarnos de tecnología o demás instrumentos para ser felices. Basta encender la radio para llenarnos de la chispa suficiente para darle un contexto sonoro que nos acompañe a manera de ángel de la guarda.
Seguro que hoy es tiempo de lo inimaginable; sin embargo … ¡yo no puedo prescindir de llenar de radio mi rutina!
¿estás dispuesto a seguir controlando tu vida en compañía de tu estación de radio consentida?
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