¡Hasta que te vuelva a ver!
LA CERTEZA DE SABERNOS BIEN.
No hay manera de olvidar a una persona que da lo mejor de sí y se esmera por ser la mejor versión de sí con uno. Eso no sólo la engrandece a ella sino también nos hace sentir especiales.
Si pensamos en ese panorama, sin duda estaremos ante un acto de magia; toda vez que hacer sentir a alguien especial es un motivo de orgullo por quien sé es y mejor aún, por la posibilidad de repetir esa satisfacción en quien lo recibe y en su entorno.
Si hay algo cierto en esta vida es la incertidumbre del momento siguiente.
La seguridad que podemos pretender con nuestras acciones a menudo se ve sorprendida con las circunstancias que se nos presentan.
Nunca sabremos si al estar con alguien será la última vez que la veamos; podremos tener la expectativa de que habrá una siguiente ocasión, pero sólo será eso … ¡una grata esperanza!
Lo único que tenemos es el hoy, ahora, y el conocimiento pleno de que es la oportunidad de ser la mejor versión de nosotros.
Si fincamos nuestra vida en espera de que habrá tiempo para despedidas, es probable que muchas de ellas no se den.
Si esperamos hasta volvernos a ver para mejorar o corregir nuestro actuar, la frustración puede ser una constante en nuestro camino.
Si vemos cada momento como una manera de dar la bienvenida a las personas a nuestra vida siendo la mejor versión de nosotros … ¡nunca habrá lugar a reproches!
Por cada día … ¡una alegría compartida!, por cada momento … ¡un agradecimiento eterno!, por cada persona conocida … ¡una dicha reconocida! … ¿te agrada esa filosofía?
¡SER LA MEJOR VERSIÓN DE MÍ A CADA MOMENTO Y NO GUARDARME NADA!
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