La ambición de Morena en Tlaxcala
En Tlaxcala, la ambición desmedida de Morena ha alcanzado niveles alarmantes, reflejando una insaciable sed de poder que pone en riesgo incluso las alianzas estratégicas que han sido fundamentales para su éxito.
El partido en el poder no solo ha demostrado una voluntad de beneficio unidireccional, sino que ahora parece dispuesto a traicionar a sus propios aliados con tal de consolidar su dominio absoluto en la entidad.
El intento de Morena por despojar al Partido Verde de la elección en Huamantla no es solo una maniobra táctica para asegurar más escaños o influencia, sino una señal preocupante de una estrategia desleal que podría tener repercusiones negativas para la estabilidad política en Tlaxcala.
Esta actitud revela un patrón de conducta donde la lealtad y el compromiso con sus aliados políticos son secundarios frente a la avaricia por el control total. Morena, en su afán de expandir su influencia y asegurar victorias de chocolate, parece estar dispuesto a sacrificar los principios de cooperación y respeto mutuo que deberían ser la base de cualquier alianza política.
Si Morena continúa en esta senda, podría enfrentarse a un panorama de rechazo y resistencia que, a largo plazo, puede resultar contraproducente para sus objetivos. En definitiva, la ambición insaciable de Morena está no solo debilitando las alianzas estratégicas, sino también desgastando la confianza del electorado en el sistema político local, al demostrar que el poder puede ser ejercido de manera caprichosa y desleal.
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