La instrucción es la reelección
Qué pobre es la clase política del gobierno de Tlaxcala al querer entrar en una contienda en la que poco tiene qué hacer gente como el ex secretario de gobierno Sergio González Hernández, ávido de enquistarse en el senado de la República a como de lugar para luego postularse como candidato a gobernador (Ay ajá).
La clase política predominante es tan pobre que también pretende hacer competitivo al hijo del ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya, que después del ridículo que hizo en su última comparecencia ante los diputados locales, no sabía ningún dato de presupuestos, obras ni geografía de la entidad, pero eso no es todo, al junior le da asquito saludar a la gente del campo, porque huelen feíto.
Hay otros nombres del que la única rescatable por simple y llana coherencia política es la diputada federal Dulce María Silva, quien ha hecho una gestión de buen impacto en el sur de la entidad, sobre todo en el municipio de Zacatelco, donde el presidente municipal, Hildeberto Pérez, se la pasa ebrio la mayor parte del tiempo y prodigando caricias impropias a la síndico municipal. Por cierto que a su hijo, del mismo nombre, los ciudadanos no le recibieron las flores de muerto con las que pretendía capitalizar políticamente, pero eso ya es otro tema.
De entre los morenistas, hay nombres que son obvios como el ex alcalde capitalino Jorge Corichi Fragoso, la senadora Ana Lilia Rivera, el dirigente estatal de Morena, Carlos Augusto Pérez (Mejor conocido como tragos Augusto), la juniorsita de la gobernadora, Mariana Espinosa… Cuellar, titular del DIF estatal con funciones de secretaria del Bienestar; y el delegado del bienestar Carlos Luna.
Además de Ramiro Vivanco Chedrahui, quien desde su cueva tipo Alí Babá, ha de decir “Esa boca no es mía, a mí ni me vean, yo aquí en la Oficialía Mayor me la paso a todas margaritas repartiendo contratos a mis cuadernos quienes se mochan generosamente”.
Lo cierto es que la instrucción de la Doctora, (Si, así se refieren los morenistas a la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo), es que diputados federales y senadores busquen la reelección, por lo que no es, ni sería raro que, al final de todo el lamentable espectáculo y derroche de recursos públicos, al final, en la boleta, vuelvan a aparecer los nombres de Ana Lilia Rivera Rivera y José Antonio Álvarez Lima como candidatos al senado de la República.
Acuérdense que en política no hay sorpresas, hay sorprendidos.
Ahora bien, en la oposición se mencionan nombres como los de la dirigente estatal del PRI, Anabell Ávalos Zempoalteca, que es la que mayor simpatía tiene en el electorado, pero sujetos como el alcalde de Apetatitlán, el panista Angelo Gutiérrez, apenas rebasa un 2% de preferencia electoral o la dirigente estatal del mismo partido, Miriam Martínez, con un 1.9%, nunca ganarían una elección federal.
Otros, como el diputado federal del PRI, Mariano González Aguirre, de plano siguen en la lona rumbo a la candidatura al senado, ni hablar, las encuestas no mienten, aunque la simpatía sea mucha, los números son fríos.
Independientemente de la preferencia partidista de cada uno de nosotros, lo cierto es que en lo general, de los cargos públicos a disputarse en 2024, coincido con un gran amigo que en lo local, la gobernadora Lorena Cuellar perderá entre un 20 y un 30% de posiciones políticas, derivado de la tolerancia a la corrupción, prepotencia y nepotismo con los que se han manejado muchos de sus sub alternos, a la ausencia de una política de seguridad pública que ha llevado a que un ex secretario de seguridad se encuentre prófugo de la justicia y otro más, se haya borrado del mapa para no ser citado a comparecer por desaparición forzada entre otros delitos.
En lo federal, diputados federales y senadores, creo que hasta este día, Morena se llevará el carro completo y no lo digo yo, lo dicen las encuestas que posicionan al presidente López Obrador en un impresionante 82% como mínimo (Sí, como mínimo) de aprobación a su gestión en algunos municipios de Tlaxcala, pero esto tiene mucho que ver con el altísimo número de beneficiaros de los programas sociales que en la entidad, solamente entre un 9 y un 13% de las familias, no han recibido beneficios de algún programa de asistencia del gobierno federal.
Algo que hay que subrayar es que en Tlaxcala, no hay oposición, hay opositores, que no es lo mismo; y es por ello, que la desconfianza del elector se centra en lo que han incumplido o dejado de incumplir, de promesas olvidadas y de cacicazgos políticos que evitan la conformación de una nueva clase política de oposición y el desarrollo de liderazgos políticos acordes a nuestros tiempos.
Seguimos en la época del amiguismo, del entreguismo y de la simulación, la temporada de humildad 2023-2024 ya se inauguró desde el 7 de septiembre pasado, estemos atentos, porque en el 2024, Claudia Sheinbaum Pardo, será presidenta de México, mientras que Tlaxcala, sigue siendo la cubeta con cangrejos —Al buen entendedor, pocas palabras—.
Comentarios