Las lloronas del bienestar - 1
Las lloronas del bienestar

Las lloronas del bienestar

Estuve a nada de llorar (de la risa, claro) de ver los lamentos de las lloronas del bienestar, que si los tlaxcaltecas abandonaron a la gobernadora en su 4º informe de gobierno, que si a la que si al presidente municipal X nadie le hizo caso por su copete de Peñita. Que si doña pelos no llegó con sus 25 gentes, que si el camión los llevó demasiado temprano, que si la Juana no llegó con su altavoz, que si el Azrael sigue siendo el gato de Gargamel, que si empezó tarde el informe, etc, etc, etc.

Deberían entender esa sarta de mantenidos y ex mantenidos del bienestar, que ir al informe era su obligación, es trabajo y es, uno de los actos más importantes en los que deben estar porque la Jefa del Ejecutivo tlaxcalteca rinde cuentas ante la sociedad.

Los recursos que llegan a sus bolsillos, su quincena pues, es de lo que aporta el gobierno del estado a cada municipio, cada dependencia y cada actividad y trabajo desarrollada con recursos públicos. Si creyeron que iban a pasear, pues obviamente no fue así.

Asimismo, los empleados de gobierno y de los municipios, deben acudir porque son formas de demostrar el respaldo a sus presidentes municipales y a sus jefes: los secretarios, la gobernadora no los necesita, ni necesita de aplaudidores.

Llegaron los que tenían que llegar, estuvieron los que tenían qué estar y se fueron los que se tenían qué ir. Ahora los presidentes municipales y secretarios de estado que cometieron el exceso —por no decir ausencia de progenitora de moral extraviada— de tener a sus subalternos hasta 3 horas antes del acto, deberán pagar las consecuencias, porque eso no lo generó la gobernadora, fue un error logístico, consecuencia de la mediocridad de sus “achichincles” y, al retirarse, pues las lloronas del bienestar pues vieron la oportunidad para cargarle el muertito a la gobernadora.

Pero bueno, entremos en materia, porque para la grilla y la chilladera están otros.

Aquí va una versión más amplia, solemne, con datos y cifras — con un lenguaje cuidado, elevado, propio de una columna editorial de análisis — sobre el Cuarto Informe de Gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros y lo que representa para Tlaxcala:

Al rendir su Cuarto Informe de Gobierno, Lorena Cuéllar Cisneros marcó un hito en la vida pública de Tlaxcala: no sólo como corte de cuentas, sino como demostración de que una estrategia de gobernanza sustentada en la inversión, la planeación y la mirada social puede traducirse —con cifras— en transformaciones palpables.

La administración reporta el cumplimiento de 283 de 300 compromisos de campaña. Esto supone no un logro parcial, sino una senda de coherencia y aunque no me declaro fan de la 4T ni promotor ni siquiera altavoz del gobierno, cuando hay que reconocer avances, hay que reconocerlos y es por eso, que enseguida le menciono algunos aciertos con datos duros.

En cuatro años el gobierno estatal logró realizar 6 mil 203 obras en los 60 municipios que conforman la entidad; un promedio que equivale a casi una obra inaugurada por día, en un esfuerzo por llevar servicios e infraestructura a cada rincón del estado.

La inversión pública para infraestructura y obra supera los 9 mil millones de pesos, lo que coloca a esta administración entre las más ambiciosas en materia de desarrollo territorial.

Además, en un lapso de tres años, se reportaron inversiones por 6 mil 459 millones sólo en obra pública, cifra que según las autoridades supera por mucho lo realizado en muchas administraciones anteriores (habría qué hacer la compulsa, pero será en otro momento).

Este despliegue de recursos no ha sido cosmético como en alguna ocasión llegué a mencionar, carreteras rehabilitadas (408 km de caminos modernizados), red de servicios fortalecida, infraestructura comunitaria y urbana, saneamiento, modernización del territorio, entre otras acciones fundamentales.

El Cuarto Informe destaca un ambicioso impulso en salud, la creación de hospitales, unidades especializadas (hemodiálisis, cirugía de mínima invasión, hemodinamia) y clínicas de nueva generación, bajo la promesa de prestación de servicios médicos gratuitos con un crecimiento del 300% respecto al pasado, lo que, según la mandataria, posiciona a Tlaxcala como referente regional en pleno derecho.

De igual forma, las políticas sociales han alcanzado a los sectores más vulnerables, pensiones, apoyos funcionales, rehabilitación, programas de bienestar, enfoque hacia población indígena, comunidades rurales.

Quizá el rubro más sensible —y a la vez más determinante para la vida cotidiana de los tlaxcaltecas— es el de la seguridad y la percepción de ella.

Con una inversión que la propia administración cifra en 8 mil millones de pesos para modernización, equipamiento, infraestructura policial y judicial, se inauguró la Ciudad de la Seguridad —un complejo destinado a concentrar las nuevas instalaciones de seguridad que albergarán la academia de policía, nuevos cuarteles, sistemas de vigilancia, fiscalías, todo en un modelo institucional robusto.

El estado presume hoy 38 meses consecutivos con la menor incidencia delictiva del fuero común por cada 100 mil habitantes en el país, hecho que es plausible, pero recordemos que como somos más habitantes hay más ilícitos y esa percepción de incremento en la delincuencia, es contrario a lo que estamos acostumbrados en la entidad.

Eso explica el por qué de la percepción de inseguridad es alta y los indicadores dicen que hay disminución.

Asimismo, en cifras concretas, un mil 4 órdenes de aprehensión ejecutadas, 296 vehículos asegurados, 341 agresores detenidos por delitos de género, 28 mil 300 atenciones otorgadas por el Centro de Justicia para las Mujeres (que alguien por inepta, no pudo realizar), y 94 mil 500 mujeres beneficiadas por acciones preventivas.

Estos datos son, sin duda, un testimonio de que la seguridad no es solo monitoreo de estadísticas, sino una apuesta por el control del territorio, la paz social y la protección ciudadana.

Este avance en materia de seguridad es un indicador vital, en estados donde el desarrollo social y económico pretenden ser legítimos, la gobernabilidad y la paz pública deben ser un cimiento visible.

La gobernadora Lorena Cuellar, puso en marcha un ambicioso plan de construcción de cinco “ciudades de servicios públicos”, con una inversión estimada en 2 mil 477 millones de pesos, destinadas a concentrar en una sola región servicios clave como salud, administración, abastecimiento, cultura, deporte, seguridad.

Esta estrategia no sólo implica modernizar espacios, sino reconfigurar cómo se presta la gobernanza en Tlaxcala, centralizar servicios, optimizar recursos, descentralizar beneficios, democratizar el acceso.

Es una apuesta por eficiencia administrativa, pero también por dignidad ciudadana.

Al cierre de 2025, el estado reporta un crecimiento económico visible, creación de nuevos negocios, impulso al empleo formal, condiciones propicias para inversión privada y un entorno que, con apoyo público, busca inclusión.

Cuando se asume el ejercicio del poder, el riesgo siempre ronda sobre el endeudamiento, la promesa incumplida, la desigualdad maquillada o los proyectos abandonados.

Pero en el Cuarto Informe presentado por Cuéllar Cisneros la cosa es distinta, la gobernabilidad, la transparencia declarada, la planeación con rostro humano, la infraestructura al servicio de la población, la seguridad como prioridad permanente, la inversión social y productiva como palanca de futuro.

No se trata de discursos huecos, sino de compromisos convertidos en obra tangible, de inversiones convertidas en caminos por donde transita la vida diaria, de hospitales que reciben pacientes, de escuelas rehabilitadas, de cuerpos policíacos equipados y de espacios públicos que devuelven dignidad.

Se trata de gobernar con intención; no con espectáculo —pedrada para las viudas del chayote—

Tlaxcala, bajo esta administración, se moderniza desde sus cimientos, la política entendida como servicio, la visión estatal concebida como construcción colectiva, la gobernanza asumida con responsabilidad.

Si los datos no mienten, lo que hoy estamos viendo no es una promesa más, sino un paso firme hacia un Tlaxcala distinto —no perfecto, pero con base para caminar hacia algo mejor—

Desde esta trinchera un saludo al alcalde de Totolac, Benjamín Atónal Conde, El Capi. XD

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