Reduciendo el Desperdicio Alimentario en México

Reduciendo el Desperdicio Alimentario en México

Por: Mtra. Talya Elizalde Flores.

Un Llamado a la Acción Social.

En la encrucijada entre la abundancia y la escasez, México se enfrenta a un desafío apremiante: el desperdicio y perdida alimentaria. A pesar de su riqueza gastronómica y agrícola, el país también es testigo de un derroche significativo de alimentos.

Es alarmante saber que aproximadamente 811 millones de personas en el mundo no pueden satisfacer su necesidad alimentaria. En el contexto mexicano, el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) de la Cámara de Diputados revela que un 34.7% de los alimentos producidos en el país, lo que equivale a cerca de 20 millones de toneladas, se desaprovechan cada año.Esta cifra alarmante plantea no solo una cuestión de ineficiencia, sino también un dilema ético, social y ambiental.

En términos económicos, la pérdida y desperdicio de alimentos en México asciende a 491 mil millones de pesos, es decir, aproximadamente el 2.5% del PIB, lo que representa producir alimentos que no llegarán al consumidor final.

El desperdicio alimentario va más allá de la pérdida de recursos, tiene profundas implicaciones sociales que afectan a todos los estratos de la sociedad mexicana.

En un país donde la desigualdad persiste, el desperdicio de alimentos agudiza las disparidades. Aquellos que luchan por acceder a una dieta adecuada ven cómo los alimentos son malgastados, mientras que otros enfrentan la dura realidad del hambre.

Para abordar este desafío complejo, la acción social emerge como un factor crítico. Los esfuerzos individuales y colectivos pueden marcar la diferencia. Organizaciones no gubernamentales, comunidades locales y empresas comprometidas están liderando iniciativas para rescatar alimentos y distribuirlos a quienes más los necesitan.

Es importante destacar que el desperdicio alimentario no solo ocurre en la producción y distribución, sino también en los hogares. Cada uno de nosotros tiene un papel crucial que desempeñar en la reducción de este problema.

Al adoptar prácticas de consumo responsables y aprender a gestionar nuestros alimentos de manera eficiente, podemos contribuir a la solución de este desafío global.

Cada alimento desperdiciado es una oportunidad perdida para alimentar a alguien y una carga adicional para nuestro planeta. En el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos a conmemorarse el próximo 29 de septiembre, reflexionemos sobre nuestras acciones y comprometámonos a ser parte de la solución comprendiendo que nuestras acciones diarias tienen un impacto social inminente.

En esta columna, seguiremos explorando temas que nos conecten con nuestro potencial de acción social. Juntos, podemos construir un mejor Tlaxcala. ¡Nos vemos en la próxima entrega, aquí en nuestro happy place”.

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