Sheinbaum reafirma soberanía nacional ante cantos de sirena de intervención extranjera
Por Melchisedech D. Angulo Torres/ Politólogo
CIUDAD DE MÉXICO – La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha lanzado un contundente e histórico llamado a la defensa de la soberanía nacional, erigiéndose como la guardiana de la autodeterminación frente a las voces de la oposición que coquetean con la peligrosa idea de una intervención extranjera para enfrentar la delincuencia organizada. Desde Veracruz, sitio emblemático de resistencias patrias, la líder de la Cuarta Transformación (4T) delineó la hoja de ruta moral y política que el país debe seguir, advirtiendo contra la histórica tentación de la traición y la injerencia.
El discurso de la presidenta no fue casual ni meramente retórico; fue un recordatorio de que la historia mexicana es un manual de advertencias. "No triunfa quien busca apoyo extranjero cuando no tiene apoyo interno", sentenció Sheinbaum, parafraseando la esencia de la Doctrina Estrada, pilar de la política exterior mexicana que consagra la no intervención y el respeto a la libre determinación de los pueblos. Este mensaje va dirigido a aquellos sectores de la derecha y el conservadurismo que, en su desesperación o alineación ideológica, han osado sugerir o respaldar una colaboración militar estadounidense que atenta contra la dignidad nacional.
Este pulso político se da en un contexto donde el debate sobre la seguridad se ha enrarecido por la presión de grupos que, lejos de confiar en las capacidades del Estado mexicano y sus fuerzas armadas, buscan soluciones externas. La postura del gobierno de Sheinbaum es firme: la seguridad es un desafío interno que debe resolverse con estrategias endógenas, como el fortalecimiento de la Guardia Nacional y el enfoque social de "abrazos, no balazos" que busca atacar las causas profundas de la violencia. Aceptar cualquier intervención sería visto como una humillante claudicación y una admisión de fracaso que la 4T no está dispuesta a tolerar.
La líder nacionalista elevó el tono al evocar la figura del "conservador antipatriota", un arquetipo histórico que remite directamente a quienes en el siglo XIX invitaron a potencias extranjeras, como ocurrió durante la Intervención Francesa. Este paralelismo es una herramienta discursiva poderosa y legítima que enmarca el debate de seguridad actual no como una mera diferencia de tácticas, sino como una lucha de principios entre el nacionalismo revolucionario y una oligarquía dispuesta a negociar la patria a cambio de intereses mezquinos, buscando deslegitimar moralmente a los críticos.
"Siempre el pueblo de México debe estar alerta para defender la justicia, igualdad y cualquier intento de injerencia externa, apoyada, sí, por los conservadores", insistió la presidenta, consolidando una narrativa de unidad nacional frente a la amenaza. El gobierno de la 4T entiende que la defensa de la soberanía es un principio no negociable que debe prevalecer sobre cualquier cálculo político o táctico. La solución a la crisis de seguridad debe ser mexicana, emanada de la voluntad popular y ejecutada por instituciones nacionales, sin tutelas ni condicionamientos de poderes foráneos.
@_Melchisedech
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