“¡Sin visa en el país de las maravillas!”
Por: Alejandro Ruiz Robles
Con permiso para todo.
Tanto en la familia como en la sociedad, es común entender que no siempre podemos manejar nuestra vida o desarrollar actividades a voluntad y que, dependiendo del tema, edad y acciones, sus autorizaciones serán más o menos difíciles.
Basta recordar como de pequeños prácticamente pedíamos permiso para todo y conforme tomamos conciencia, éstas se redujeron a lo mínimo.
Qué decir del gobierno que a partir de que asumimos la mayoría de edad, pasamos a ser ciudadanos con plenos derechos y obligaciones y consecuentemente, tenemos que acudir a él para informar o solicitar su venia para realizar diversas actividades.
Ni hablar de cuando trabajamos para terceros que, para el caso del tiempo personal durante la jornada de trabajo, debe ser autorizado para no sufrir merma en nuestras prestaciones.
En fin, a la larga, nos damos cuenta de que por más independientes que seamos, siempre estaremos sujetos a recibir el beneplácito de terceros para una serie de situaciones; sin embargo, hay acciones íntimas que no dependen de ello y puede ser que nunca nos hayamos percatado. ¿te das permiso de ser feliz?
¿Con mi consentimiento?
Y a la larga, pareciera que es más difícil tratar de convencernos a nosotros que a cualquier otra persona; de hecho, somos más complicados y testarudos que alguien que hayamos conocido.
Tal pareciera que no hay justificante ni aval que sea suficiente para permitirnos hacer cosas que nos lleven a la plenitud o bien, permitan una mejoría en nosotros.
Estamos tan acostumbrados a nuestro confort que salir de él pudiera ser verdaderamente una odisea; máxime que, en ese caso, somos el principal muro que derribar.
En ocasiones, vivimos tan inmersos en una serie de rutinas que no tenemos ni tiempo ni interés para intentar algo distinto y, por más que lo aspiremos, no creemos ser hechos para la felicidad y como consecuencia, no nos permitimos serlo.
Lastimosamente, hay personas que están convencidas de que su destino es vivir en un valle de lágrimas y que tan sólo considerar otro panorama es lejano a su ser.
Si la vida nos ofrece un sinfín de posibilidades … ¿te has visto alguna vez en las condiciones óptimas para tu desarrollo?
¡El ombligo del universo!
Es curioso, pero justo cuando nos percatamos que tenemos todo para ser feliz, resulta que, al intentar lograrlo, somos nosotros mismos los más críticos a cualquiera de nuestras actuaciones.
Muchos dicen que la vida es fácil, otros difícil y el resto simplemente no saben como calificarla; sin embargo, lo que es cierto es que vivimos una vida sin adjetivos y es conforme a nuestro día a día nuestra visión de ella. Aunado a ello, si nosotros nos boicoteamos a cada paso, el resultado será andar un camino en la penumbra.
Pretender que somos el ombligo del universo y como consecuencia de ello, estar bajo el escrutinio del mundo es por demás una oda a nuestro ego.
Nosotros tenemos que ver por cada uno de nosotros y no esperar a llenar las expectativas de otros; de hecho, en la medida que trabajemos por nuestras propias metas, estaremos en el camino de nuestra plenitud.
Si algo es importante en nuestras vidas, es tener la tranquilidad de escoger el sendero por el que vamos con la convicción de que es la mejor oportunidad que tenemos para ser las personas que nos hemos fijado … ¿estás de acuerdo?
¡Y todos me miran!
No hay más grande inquisidor que uno mismo; a menudo somos tan severos que lejos de estimularnos para ir paso a paso, nos convertimos en los más grandes críticos de nuestra vida.
Es válido ser objetivo en cuanto a nuestro actuar, lo que no lo es tanto es que sea tal la crítica que nos inhiba a cambiar las cosas que no resultan y, como consecuencia de ello, nos ahoguemos en una espiral que nosotros mismos hemos creado.
Ahora bien, la gente que está a nuestro alrededor siempre podrá aportar su granito de arena para construir la mejor versión de nosotros; únicamente, debemos estar atentos al fin que ellos persiguen con nosotros y si éste es compatible con lo que queremos.
Por más grande que sea el afecto que nos tienen quienes nos rodean, la vida es sólo nuestra y debemos ser mesurados al atender a sus consejos; esto no significa que sean malos o negativos, pero lo que tratamos es nosotros mismos diseñar a la persona que pretendemos ser, que responda a nuestras metas y no a la de terceros por más bien intencionados que sean.
Hoy, ¿qué tanto influyen los comentarios que hacen de tu persona tus seres queridos?
¡Lo que soy!
¿Por qué siempre es más difícil hablar de nosotros que de un tercero?
Pensar una respuesta nos puede llevar a miles de variantes, pero lo que si destaca es que estamos más abiertos a hablar de otros que de nosotros mismos y si se trata de dar consejos, siempre tenemos algunos a flor de piel, ya sea que éstos tomen en cuenta realmente el problema o desafortunadamente, todo lo supongamos.
En ese contexto, es más fácil permitir a otros ser felices que nosotros autorizarnos a ello; de hecho, nunca nos detenemos a pensar si la felicidad es nuestra prioridad, en nuestro marco de vida.
Sin excusas ni pretextos hagamos todo para construir al ser humano que queremos ser y quizás también, sea el momento adecuado para incentivar a otros a que con nuestro ejemplo ellos se animen.
Seamos un ejemplo de congruencia y mejor aún, mostremos al mundo que queremos y podemos ser la persona que hemos escogido.
No hay lugar para tristezas, … ¿estás feliz contigo?
Mira en tu interior.
Si tú eres tu propio universo, permítete todo; es decir, juega, crea, reinvéntate, avanza y trasciende.
Así como reconoces lo mejor que hay en otras personas, también date la oportunidad de empoderarte y llenarte de buena vibra.
Haz un ejercicio simple, frente al espejo reconócete, felicítate y agradécete por estar aquí ahora; no hay lugar para distracciones; es momento de empoderarte.
No esperes a que otros te autoricen a ser o no ser de una u otra manera, ni mucho menos a hacer cosas en tu beneficio; piensa que en la medida que te procures, estarás en las condiciones óptimas para ser la mejor versión de ti.
Empoderarse en el momento oportuno te puede llevar a respirar la tranquilidad que necesitas para tomar vuelo e ir por nuevas etapas; autorízate para alcanzar todos y cada uno de tus sueños.
Recuerda que … ¡todo depende de ti!, entonces, ponte en marcha para hacer realidad tus ideales.
Al final de nuestros días, seguramente cada uno de nosotros sabremos si cumplimos o no con nuestras expectativas, no esperes hasta ese momento, inicia ahora y conocerás qué tanto estás labrando tu propio camino.
En este paraíso llamado vida, no se requiere visa para ser feliz; entonces transforma cada momento en inolvidable y llénalo con lo mejor de ti.
Ten en cuenta que tu vida será tan maravillosa como así lo dispongas y tú puedes encontrar a cada paso tantos tesoros como así lo descubran tus sentidos.
No hay otra forma de vivir y basta únicamente que así lo quieras … ¿estás dispuesto a permitirte vivir a tu manera?
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