Tlaxcala, el gobierno de los chismes

Tlaxcala, el gobierno de los chismes

Como dice el dicho “Pueblo chico, infierno grande”.

Así es Tlaxcala, un pueblo con sueños de alcanzar la grandeza que alguna vez tuvo, donde los guerreros resguardaban sus tierras de la invasión azteca, pero hoy sólo aspiramos a tener un Tlaxcala de “Reses bravas y hombres mansos” como diría Jesús Reyes Heroles.

Y digo sólo aspiramos, porque Tlaxcala es la tierra de nadie, la tierra de los chismes, de las mentiras y del engatusamiento, empezando por el aparato gubernamental.

Mire usted, ahí tenemos el asunto pendiente de Sergio González Hernández, un hombre de 68 años que anda de noviecito y según fuentes informativas del propio gobierno del estado de Tlaxcala, golpeador de su esposa.

Al señor se le olvidan 2 cosas, la primera es que si algo le debe a alguien es a su esposa, que tuvo la mala fortuna de enamorarse y darle los mejores años de su vida para ser tratada de esa manera y 2, su vida privada termina cuando se hace público y trasciende las barreras del hogar las acciones de un servidor público como lo es el Secretario de Gobierno.

Señor, hay que ser más hombre y mostrar un poco de sabiduría y temple.

Otro que también anduvo con su escándalo en el gobierno de la mentada nueva historia, es el Oficial Mayor, Ramiro Vivanco Chedrahui, que dicen que agazapado ahí donde está para repartir los contratos a los más indicados y palomeados, al fin que las licitaciones públicas son de “chocolate”, pues ni más ni menos que a su ex secretaria privada le había puesto no un local, sino una plazuela completa a la susodicha que ahora ya no trabaja para el ex diputado, pero ya tiene su perfil en una plataforma donde se vive por mostrar poca o nada de ropa.

Eso si, la “empresaria” mantenía mucha cercanía con Ramiro, y hoy las cosas son algo turbias, pero siempre tendremos Puebla.

Otra rayita más al tigre en esta avalancha de chismes morenistas es que hay que felicitar muy ampliamente al primer regidor del municipio de Tlaxcala, el cuñado predilecto de la gobernadora, a Raymundo Vázquez Conchas, quien fue papá de un bebé que nació en el mes de noviembre, sí, hace dos meses.

La noticia no tendría nada espectacular, si no fuera porque ese bebé no es de la hermana de la gobernadora, sino de una ex trabajadora de la capital, ¿Verdad pillín?.

Otro cuñado, el que es diputado del PRI, pero que quiere ser diputado federal por Morena es Fabricio Mena Rodríguez, que le queda bien el dicho de “Ya ni Judas se atrevió a tanto”, está en plena remodelación de su bunker en la esquina del boulevard Mariano Sánchez y la calle Miguel Hidalgo en la capital de Tlaxcala, conduce (hipócritamente) un auto compacto modesto para que se vea la austeridad franciscana en la que parece cada día más una casa de seguridad que casa habitación.

Pero bueno, haciendo de lado el posible enriquecimiento del que se hizo administrando los contratos y plazas del gobierno de su hermano, Marco Antonio, en la administración pasada, el hoy diputado plurinominal quiere seguir navegando de a “muertito” en la política para que no sea investigado su papel en la anterior administración. Vaya, vaya, ¿verdad?

Mientras síganle haciendo el caldo gordo a la junior Mariana Espinoza de los Monteros, si, esa niña fresa que le da asquito la gente de los pueblos porque huele feo, háganla senadora, al fin que tiene todo el DIF estatal a su disposición y también la secretaría del bienestar.

La gobernadora no lee periódicos, ni escucha ni ve noticieros a menos que sean los pagados como los nacionales, ella se informa de lo local a través de chismes y cuentos, así que, usted no me crea si no quiere todos estos chismes que no han sido probados, pero sí, quédese con la duda razonable del por qué, hay ciertas caras nuevas en los espacios de los que hablo y del por qué de los comportamientos de esta clase política que no gobiernan, pero sí que dan mucho de qué hablar.

Como diría Pompin Iglesias “Qué bonita familia, qué bonita familia”.

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