Una presidenta contra el machismo - 1
Una presidenta contra el machismo

Una presidenta contra el machismo

Una presidenta contra el machismo: el desafío de Claudia Sheinbaum frente a la violencia de género

 

“Sheinbaum tiene la posibilidad de convertir su presidencia en un símbolo de justicia de género y cambio estructural en México.”

 

 

La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México ha marcado un hito histórico en la política del país, al ser la primera mujer en ocupar este cargo. Este acontecimiento se produce en un contexto en el que la violencia de género continúa siendo una problemática persistente y profundamente arraigada en las estructuras sociales, políticas y culturales. México enfrenta altos índices de violencia contra las mujeres, desde feminicidios hasta violencias más sutiles como la económica o la psicológica. Este artículo examina el panorama actual de la violencia de género en México, el papel de la presidencia de Sheinbaum y las medidas necesarias para transformar esta realidad.

 

La magnitud del problema: violencia de género en cifras

 

En América Latina, el problema de la violencia de género es alarmante. Según un informe de Oxfam (2024), ocho de cada diez mujeres han experimentado algún tipo de violencia a lo largo de sus vidas, y siete de cada diez niñas han sido víctimas de violencia antes de cumplir los 18 años. En el caso de México, las cifras son aún más perturbadoras: el país ocupa uno de los primeros lugares en feminicidios en la región, con un promedio de diez mujeres asesinadas cada día (Oxfam, 2024).

 

Esta violencia no se limita al ámbito físico. El Informe de la Secretaría de las Mujeres de la Ciudad de México (2024) reporta que, durante el primer trimestre de 2024, se atendieron 4,765 casos de violencia contra las mujeres, destacando la violencia psicoemocional (96%), la económica (46.4%) y la física (45.6%). Estos datos reflejan la complejidad del problema, que requiere una respuesta integral y multidimensional.

 

Además, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha destacado que las brechas de género en todos los niveles sociales y económicos perpetúan la violencia y la desigualdad. Según el organismo, el progreso hacia la igualdad de género no es opcional, sino una necesidad urgente para garantizar sociedades más justas y sostenibles (ONU, 2024).

 

Las raíces estructurales de la violencia de género

 

La violencia contra las mujeres no es un fenómeno aislado; es el producto de estructuras históricas y culturales que han perpetuado la desigualdad de género. En este sentido, la región latinoamericana enfrenta un reto significativo, pues combina sistemas patriarcales profundamente arraigados con altos niveles de desigualdad económica y social.

 

El informe de Oxfam (2024) subraya que la violencia de género está íntimamente vinculada con otras formas de desigualdad, como el acceso limitado a la educación, la pobreza y las discriminaciones étnicas y raciales. Estos factores se combinan para crear un sistema de opresión múltiple que afecta desproporcionadamente a las mujeres más vulnerables, como las mujeres indígenas, afrodescendientes y aquellas que viven en situación de pobreza extrema.

 

El ámbito digital no está exento de estas violencias. Las mujeres también enfrentan acoso y violencia en redes sociales, un espacio que, en teoría, debería ser de expresión y libertad, pero que a menudo se convierte en una extensión de las dinámicas de opresión que viven en otros contextos (Oxfam, 2024).

 

Claudia Sheinbaum: una narrativa feminista en la presidencia

 

La elección de Claudia Sheinbaum como presidenta de México representa un cambio significativo en la narrativa política del país. Como la primera mujer en ocupar este cargo, Sheinbaum ha asumido la responsabilidad de colocar la igualdad de género y la lucha contra la violencia como prioridades en su agenda.

 

Uno de los pilares de su política es la campaña “¡Es tiempo de mujeres sin violencia!”, que busca visibilizar conductas machistas normalizadas y fomentar un cambio cultural. Este enfoque preventivo se complementa con la promesa de cero impunidad para los perpetradores de violencia de género. Según Sheinbaum, “la transformación de México debe ser también una transformación en la manera en que tratamos a nuestras mujeres” (citada en Oxfam, 2024).

 

Sin embargo, la narrativa política no basta para enfrentar un problema de esta magnitud. Es necesario que estas promesas se traduzcan en políticas públicas efectivas, con un financiamiento adecuado y mecanismos de evaluación que aseguren su implementación.

 

La importancia de un enfoque interseccional

 

Una de las críticas recurrentes a las políticas de género en México es su falta de un enfoque interseccional. Según Oxfam (2024), las políticas públicas suelen adoptar una perspectiva homogénea que no considera las múltiples formas de opresión que afectan a las mujeres en función de su raza, clase social, orientación sexual o lugar de residencia.

 

Por ejemplo, las mujeres indígenas enfrentan barreras adicionales para acceder a la justicia, debido a la discriminación y a la falta de servicios en sus lenguas originarias. De manera similar, las mujeres que viven en comunidades rurales enfrentan mayores dificultades para denunciar la violencia, ya sea por la ausencia de instituciones cercanas o por el estigma social asociado a romper el silencio.

 

Sheinbaum tiene la oportunidad de adoptar un enfoque más inclusivo que no solo aborde las desigualdades de género, sino que también tome en cuenta estas variables. Esto requerirá una coordinación efectiva entre los distintos niveles de gobierno y una participación activa de las organizaciones de la sociedad civil.

 

El papel de la sociedad civil y los movimientos feministas

 

Los movimientos feministas y las organizaciones de la sociedad civil han jugado un papel crucial en la visibilización de la violencia de género y en la exigencia de políticas públicas más efectivas. Marchas como las del 8 de marzo han evidenciado el poder de las mujeres para articular demandas colectivas y generar presión social.

 

En este contexto, el gobierno de Sheinbaum no puede ignorar la importancia de establecer un diálogo abierto y constructivo con estos movimientos. Más allá de las acciones gubernamentales, es necesario construir alianzas estratégicas que permitan una transformación más profunda y sostenible.

 

Conclusiones y perspectivas: el camino hacia una igualdad sostenible

 

La presidencia de Claudia Sheinbaum representa tanto un desafío como una oportunidad histórica para México. La violencia de género, como problema estructural, no puede resolverse con medidas aisladas ni con discursos simbólicos. Requiere un enfoque integral que abarque la prevención, la justicia y el cambio cultural.

 

Como subraya la ONU (2024), superar las brechas de género no es solo una cuestión de justicia social, sino una condición necesaria para el desarrollo sostenible. La administración de Sheinbaum tiene la responsabilidad de sentar las bases para un México más equitativo, donde las mujeres puedan vivir libres de violencia y discriminación.

 

En palabras de Oxfam: “No se puede erradicar la violencia sin erradicar las desigualdades que la perpetúan”. Este debe ser el principio rector de las políticas de género en los próximos años.

 

Referencias

 

Oxfam. (2024). Rompiendo moldes de la violencia y la desigualdad en Latinoamérica. Recuperado de https://lac.oxfam.org/publicaciones/rompiendo-moldes-de-la-violencia-y-la-desigualdad-de-latinoamerica

 

Organización de las Naciones Unidas. (2024). La ONU insta a una acción mundial inmediata para superar las importantes brechas de género. Recuperado de https://www.un.org/es/desa/la-onu-insta-una-acción-mundial-inmediata-para-superar-las-importantes-brechas-de-género

 

Secretaría de las Mujeres de la Ciudad de México. (2024). Informe Red de Información Transparencia: Enero-Marzo 2024. Recuperado de http://semujerestransparencia.cdmx.gob.mx/SPYS/PLATAFORMA/2024/INFORME_RED_DE_INFOR_TRANSPARENCIA_ENE_MAR_2024.pdf

 

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