Del activismo fanático a la libertad de expresión
La semana pasada vimos en redes sociales un linchamiento hacia una postura muy clara e institucional que solicita al gobierno del estado de Tlaxcala, la publicación del Reglamento de la Ley de Profesiones y la polarización a partir una crítica periodística hacia una persona que cree que gritando más fuerte se tiene la razón, y hace manifiesto el activismo fanático donde hay mujeres y grupos de mujeres que son más agresivas que muchos hombres juntos.
No entraré en descalificaciones personales, soy un periodista con formación profesional, mi responsabilidad es con la verdad, con el trabajo que desempeño y con la libertad de expresión, no con el ruido que interfiere.
Lo verdaderamente importante no es el mecanismo manipulador en contra de este periodista, ni los ataques coordinados de gente que no lee ni se documenta, sino la tergiversación de un tema central al que debemos prestar atención: La regulación de las profesiones y, en especial, de quienes ejercemos el periodismo y la comunicación social.
NO y NUNCA la libertad de expresión estará sujeta a negociación desde la trinchera en la que este servidor se encuentre.
El ejemplo es claro, el ruido en la red desvirtúa cualquier propósito por darle institucionalidad a una regulación que le urge a le entidad, porque, así como un grupo de usurpadores del periodismo se montaron en una campaña de desprestigio, así mismo le mienten a la sociedad con su falsa información que difunden a través de esos espacios.
Quien me conoce, sabe que mi trabajo está a la vista, que siempre he sido un periodista incómodo para los gobiernos en turno y que, a pesar de marginaciones, persecuciones políticas, fiscales, intentos de intimidación y múltiples e incontables amenazas, aquí sigo, dando la cara, firmando con mi nombre y mi fotografía con toda responsabilidad, ejerciendo un periodismo firme, ético, claro, riguroso y una opinión que no admite negociación.
El buen periodismo no busca complacer, sino evidenciar. Y no lamento incomodar a quien sea porque mi trabajo habla más que cualquier campañita y a quien vive del escándalo y de la victimización, no le debo explicaciones.
Aquí el tema no es que puedan o no decir sus mentiras, aquí el tema central, es que estos vividores del erario no puedan acreditarse ni como periodistas ni como medios de comunicación, porque siempre pueden pronunciarse y ejercer su libertad de expresión, pero no con el título de periodista o de medio de comunicación.
Es importante además que la transparencia entre la verdadera y real PRENSA y el gobierno sea un hecho, y eso sólo puede ser a través de una Ley como la de Comunicación Social, en la que los estándares para acceder al dinero público sean más altos y el gobierno deje de tirar el dinero en pasquines oportunistas y centre sus esfuerzos en divulgar sus acciones en los verdaderos medios de comunicación.
El periodismo y el activismo no es quien grita más fuerte o quién insulta más, sería magnífico que el Congreso legislara ya la Ley de Comunicación Social, sobre todo porque la comunicación oficial ha sido superada por gente que no conoce los límites de la ética ni la moral.
Hace más de 400 años que vio la luz pública el primer periódico en Alemania, en el año de 1605, en México el 1 de enero de 1722 un sacerdote lanza la Gazeta de México y Noticias de Nueva España. ¿No se les hacen muchos años para que el periodismo —Que es ejercido por millones de personas— siga siendo reducido a un simple oficio?
El periodismo contemporáneo requiere técnica, discernimiento, inteligencia, pero también, la multidisciplinariedad del conocimiento científico de muchas áreas del conocimiento humano como para que cualquier persona sin academia sea la que informe a la sociedad.
En la actualidad, el periodismo requiere de profesionales de la comunicación.
Todos nos quejamos de los charlatanes que insultan, agreden, estafan, de los grupos que se juntan en jauría para chantajear autoridades municipales y estatales, verdaderos gangsters cuyo único fin es vivir a costillas del dinero oficial sin importarles en lo más mínimo el valor de la noticia, de los hechos, de la verdad, de la ética, del rigor periodístico, pero nadie hace nada para detenerlos.
Debemos tener claro que el ejercicio periodístico debe ser ejercido por profesionales. La sociedad tiene ese derecho.
Las opiniones de especialistas en temas siempre tendrán cabida en los medios de comunicación, los panelistas siempre podrán aportar su visión desde ángulos muy asertivos desde su experiencia, porque la libertad de expresión la podemos ejercer todos, pero no cualquiera puede llamarse periodista, así como no cualquiera puede decirse abogado y litigar o ser médico y recetar medicamentos.
No niego que los ataques en mi contra aparezcan justo cuando estamos señalando prácticas que incomodan, la coincidencia habla sola.
Reitero que no discutiré los ataques personales, mi enfoque está en el trabajo cotidiano del derecho a la información oportuna, veraz y los hechos cotidianos y en las libertades que defendemos desde el Colegio que tantos callos ha venido a pisar.
La ilegalidad nunca fue tan cómoda para algunos.
El orden llama a limpiar la casa.
Porque los ataques no son contra Alex Gómez, sino contra el derecho de los periodistas a ejercer sin presiones, a manifestar sus opiniones como todos y a informar con verdad.
Todo mundo sabe dónde están mis oficinas, sigo aquí trabajando y seguiré defendiendo lo que importa: La libertad de expresión yel derecho de tlaxcaltecas y mexicanos a ser informados por profesionales con objetividad. Nada más.
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Alejandro Aguilar Gómez, licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del Altiplano, es periodista y empresario de medios con más de tres décadas de trayectoria. Fundador y CEO de Grupo Monitor, dirige los portales digitales Monitor Xpress y MX en la Noticia. Ha sido jefe de información en prensa escrita, director de noticiarios radiofónicos y consultor en marketing político y comunicación estratégica. Es Presidente Fundador del Colegio de Periodistas y Comunicadores de Tlaxcala A.C. (2025-2029) y ha recibido 2 Doctorados Honoris Causa por su contribución al periodismo en México. Reconocido especialista en comunicación social, marketing digital y gestión de crisis, combina la praxis periodística con la consultoría política y la innovación en tecnologías de opinión pública.
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