Razón, tesón y corazón  "Maestro de vida" #Opinión #ColumnaInvitada @22Publica

Razón, tesón y corazón "Maestro de vida" #Opinión #ColumnaInvitada @22Publica

Por: Alejandro Ruíz Robles 

 

“¡Enseñar es un ejercicio de inmortalidad!” (Rubén Alves)

Si algo tienen los padres de especial, es que pueden asumir diversos roles durante nuestra formación. Son dadores de amor, magos, superhéroes y, entre muchos otros, maestros.

Tienen el conocimiento para enseñar, la paciencia para educar, el amor para compartir, la sensibilidad para encontrar el mejor modo de que entendamos y la disciplina marcial para mostrarnos el camino a pesar de las comodidades.

Sin duda, es tanto lo que podemos aprender de ellos durante el tiempo que están con su presencia ante nosotros, que saben prepararnos para cuando su ausencia llegue.

¿Aún aplicas las enseñanzas de tus padres?

 

“¡Estoy en deuda con mi padre por vivir, pero con mi maestro por vivir bien!” (Alejandro Magno)

Y conforme pasan los días y salimos del núcleo familiar, conocemos personas que por su trato, conocimiento y ejemplo se convierten en especiales; a tal grado, que quizás, sin proponérselo y sin saberlo, los convertimos en maestros de vida.

Éstos pueden o no coincidir con nuestros padres o profesores de escuela, pero es tal lo que nos muestran que los llevamos por siempre en una parte de nuestra alma.

Realmente sus métodos de enseñanza no serán los ortodoxos o convencionales, pero son tales sus palabras, hechos o la combinación de ambos, los que los llevan a ser tomados en cuenta por nosotros en nuestro pensar y actuar.

Alguien que te brinda la oportunidad de reflexionar para construir la mejor versión de ti, sin duda merece tu agradecimiento. ¿Reconoces a quien es especial en tu andar?

 

“¡La educación no es llenar un cubo, sino encender un fuego!” (William Butler Yeats)

Mención aparte merecen aquellas personas que se incorporan a la enseñanza por amor, vocación y respeto a la verdad; cuyo compromiso es participar en la formación de personas con conocimientos y valores. ¡Su labor tendrá un valor infinito!

En nuestra vida podremos tener muchos educadores, pero sólo unos cuantos maestros. Realmente, siempre he admirado a las personas que participan de la educación formal con el ideal de ser maestros; comprometiéndose no sólo en lo profesional sino en lo personal. Que grato es para cualquier persona que siendo alumno su profesor le comparta lo mejor de él, pero es doblemente meritorio que, sin tener un vínculo formal, la comunicación siempre fluya para brindar elementos que permitan la formación de seres de valor.

¿En tu vida conociste profesores que fueran también tus maestros de vida?

 

“En todo hombre hay algo que puedo aprender y de lo que puedo ser su pupilo.” (Ralph Waldo Emerson)

La vida es sabia y siempre nos pone en situaciones y con personas que podemos no entender, pero de las cuales tenemos opciones de aprender. Sean cosas positivas o negativas, está en nosotros la opción de conocerlas, analizarlas y tomar de ellas lo mejor para edificar y consolidar a la persona que queremos ser.

Llámense coincidencias o como muchos llaman “Diosidencias” por pensar que su acontecer es por una disposición divina, que hay momentos en los cuales, sin importar su duración o resultado, son tan especiales que sus repercusiones pueden estar con nosotros toda una vida y se convierten en una parte medular de nuestro ser.

En otro sentido, hay etapas, acciones o personas que lejos de favorecer nuestra vida, nos incomodan; sin embargo, en nosotros está convertirlas en algo favorable, ya que, si sabemos sus causas y consecuencias, podremos evitarlas y con ello, no lastimarnos o afectar a terceros.

En tu vida … ¿has aprendido más de los momentos buenos o malos?

 

“El principio de la educación es predicar con el ejemplo.” (Turgot)

Con todos los logros y tropiezos que hemos tenido en el camino sabemos distinguir entre lo bueno y lo malo; así como las consecuencias de ello. En lo profesional, buscamos lo mejor pensando en nuestro presente para disfrutar en el futuro y como personas puede que no sea tan fácil precisarlo, aunque sin duda un rasgo de madurez será saber lo que no queremos y lo evitemos hasta en tanto definamos lo que si queremos y como lograrlo. 

En fin, con ese cúmulo de conocimientos y vivencias, sabemos que no hay nada como la congruencia; es decir, la relación lógica y coherente entre lo que hacemos y decimos. 

Para quienes están en nuestro entorno, entenderán la fortaleza de nuestras palabras con las acciones que correspondan y sabrán que los respetamos porque nosotros vivimos así; de más está comportarse como ciertos políticos que hablan de honradez y no muestran la procedencia de su patrimonio; de ciertas figuras públicas que dicen vivir en armonía y se la pasan provocando escándalos o de las personas tan comunes y corrientes que se pierden en sus fantasías u obsesiones. Y tú … ¿eres congruente?

 

“Cuando aprendes, enseña. Cuando recibes, da.” (Maya Angelou)

Lo mucho o poco que hemos aprendido durante la vida es nuestro logro y compartirlo con el resto es un acto de amor hacia lo que somos y hacia quienes están a nuestro lado. La humildad con que lo hagamos será muestra de la gratitud para quienes a su vez nos mostraron su valor; la soberbia está de más cuando vives por amor a ti y a tus convicciones.

La reciprocidad en nuestra vida es un elemento que nos engrandece; si aprendes algo positivo, muéstralo con tus acciones, si es negativo, con tus omisiones.

De tal manera que, habrá un momento que alguien te mostrará la utilidad de tus enseñanzas en su vida y ello te provocará orgullo y alimentará tu alma.

También hay que tener en cuenta que no todas las personas mostrarán su agradecimiento por las enseñanzas y, desafortunadamente, otras que pese a recibirlas, mostrarán una actitud contraria e incluso, pretenderán dañarte, cumpliendo al pie de la letra esa expresión de “morder la mano que te da de comer”. Ante ello, bastará pensar que eso es una enseñanza y continuar viviendo acorde a tus convicciones.

Si siempre hemos sabido que cuando el alumno está listo, el maestro se hace presente … ¿cómo definirías este momento en tu vida?

 

“Enseña a los niños para que no sea necesario castigar a los adultos.” (Abraham Lincoln)

En las antiguas comunidades era tal la veneración al conocimiento de los ancianos que su decisión era la acción para realizar; es decir, ellos eran vistos como maestros y el resto eran sus alumnos. En algún momento se perdió esta posición, pero por lógica de vida, sabemos que siempre será sensato escuchar la voz de alguien mayor y tomarlo en cuenta como un factor en nuestra toma de decisiones.

En ese sentido, nunca olvides que si a tu vida llega alguien respecto del cual tengas una posición de influencia, siempre tendrás la responsabilidad moral y humana de mostrarle el camino a seguir para su crecimiento, en especial si es menor que tú. Omitir actuar ante ello, seguramente tendrá consecuencias que no sólo la sociedad sancionará, si no que tú nunca dejarás de reprocharte. ¡Si puedes enseñar … hazlo, si puedes lastimar … evítalo!

 

“Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para las dificultades de la vida.” (Pitágoras)

Entender que no sólo los educadores son profesores y hacerlo extensivo a la gente que por su conocimiento, experiencias y ejemplo nos pueden aportar elementos para ser las mejores versiones de nosotros, nos llevará a comprender la responsabilidad que tenemos con nuestro entorno y en especial, con quienes amamos.

Mostrarnos con respeto y tratar por igual a quienes nos rodean, sin justificar lastimarnos ni tolerar violencia alguna hará que entendamos que la educación no crea a las personas, sino que es un ingrediente de suma importancia para crear a la persona que se desea ser.

La nobleza del maestro de vida se muestra cuando con sus hechos y dichos expone que el valor del conocimiento es el compartirse y que vale más vivir conforme a éstos que dedicar una vida a su estudio.

 

“El buen maestro hace que el mal estudiante se convierta en bueno y el buen estudiante en superior.” (Maruja Tresso)

Piensa por un momento en lo que has vivido y analiza si has tenido la fortuna de que hayas influido en otras personas. Si es así, excelente, continúa aportando elementos que construyan gente de valor. De no ser así, descubre cuales han sido las causas y trabaja en ellas. No está de más enriquecer la vida de otro con tu apoyo.

Despertar la curiosidad de otros y mostrar las ventajas de vivir la vida a tu manera y con tus conocimientos es trascender. Agradece la oportunidad que se te da.

Al final de tus días, verás en retrospectiva tus acciones y si tocaste algunas almas; de ser así, cuando tú partas de este mundo, harán que parte de ti se quede en sus vivencias y conocimientos y sin duda, lo harán honrándote como su maestro de vida.

En fin, quizás sea oportuno reflexionar y reconocer que siempre habrá momentos determinantes que compartas con otras personas: ¿CREES QUE ESTÁS DEJANDO HUELLAS EN TU ANDAR?

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